[COCO TEEN BLOG]

miércoles, 25 de julio de 2012

Por muchos días que pasaran, ella siempre recodaría los pocos que pasó con él, en las noches sin luna. Recodaría el sol quemándole las mejillas, el olor de su piel recién mojada, el olor y la textura de su pelo, el calor, la admiración y el color de su mirada, sus perfectos hombros hechos al milímetro para que ella apoyara su cabeza, su media sonrisa con hoyuelo, los microgestos de su rostro después de pasarle la lengua por el lóbulo de la oreja, y el suspiro que venia después. El toque angelical que le daban sus largas pestañas, a pesar de ser chico. Eran las pestañas más bonitas que le habían rozado la cara en la penumbra de una habitación. Sus manos sabían cómo esculpir cada parte de su cuerpo al más mínimo detalle. Ella siempre recodaría esa forma tan particular de tratarla como a una princesa. Se podía decir que verdaderamente la había amado. Ella no sentía lo mismo por él, y él lo sabía...pero aun así, hacía todo lo posible por arrancarle una sonrisa sin pararse a pensar en lo que recibiría a cambio. Esto era precisamente lo que hacía que ella en realidad, aunque no lo amara, no pudiera separarse de él. El simple hecho de saber que en algún lugar del mundo una persona se peleaba por una sonrisa suya, por saborear un atisbo de su felicidad. Con eso él tenía bastante. El amor más puro era el que sentía por ella, el amor más puro, el recuerdo de amor, sentirse admirada por alguien. Por eso ella jamás quería que terminaran aquellas tardes en la ciudad. Pese a todo quería volver a ducharse mil veces más con él, dormir la siesta otras mil, y besarlo, abrazarlo y presenciar su admiración infinitamente. Ella sólo quería asegurarse de que, cuando cruzara aquella puerta de cristal, alguien la estuviera esperando con la sonrisa puesta, con la mirada inundada de ilusión. Por nada del mundo se perdería sus conversaciones a la luz de la luna, porque nadie está acostumbrado a la soledad.

2 comentarios:

Juan A. dijo...

Cielos...

Nancy dijo...

Me siento tan mal por no haberme pasado. Cielo tienes un don gigante, este texto es completamente hermoso. Me enamoré sobre todo la ultima frase es tan cierta- Nunca dejes de escribir. Millones de besos!