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Querido amigo destino: Eres como un reloj. Un año después me has puesto la misma trampa en mi camino, un año después voy a volver a caer en la tentación de no saber tomar una decisión por miedo a perder.

Es cruel, o lo tomas o lo dejas, y la vida sigue. El ser humano es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra y no saber ubicarla, o por miedo a tropezar con otra o por no saber dónde ponerla. Y mi piedra ya es tan grande que no sé dónde moverla, ni cómo sortearla. Quizá a base de voluntad...