[COCO TEEN BLOG]

domingo, 18 de diciembre de 2011




 Una tarde, dos, tres, y así hasta más de mil.
Mil y una historias que contar, y aún así seguir, la más pura demostración de que el roce hace el cariño, de que lo que más quieres también puedes odiarlo, pero al final siempre gana el del lado izquierdo, que se aceleraba cada vez que te veía, en aquellas noches de diciembre, donde a veces se juntan dos ríos.
Mil y una llamadas, mensajes, sonrisas, te quieros, lágrimas... Tres años depués, el ciclo sigue abierto, como una fuente a la que nunca se le acaba el agua.
Tengo muchísimos recuerdos de aquella fecha, pero sin duda el que con más cariño recuerdo es el de la forma en que me enamoré de ti. Me necesitabas, y yo lo sabía. Te di mi ayuda, aprendí a quererte tal como eras, a aceptar tu vida, sin pedir nada a cambio. Porque cuando una persona necesita de ti, la mayor satisfacción es darle tu amor. Porque cuando quieres a una persona, todo lo que tienes es poco para dárselo. Y aquí fue donde me di cuenta de que estaba enamorada, cuando mi único objetivo era hacerte feliz.
Pero las cosas han cambiado, si te soy sincera, ahora lo que más me haría feliz sería ver que reaccionas a mi ayuda, ya que mi felicidad se ha roto, por lo menos que se ajuste a la tuya, ya que mis alas han caído, por lo menos quiero ver cómo te crecen a ti.

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