[COCO TEEN BLOG]

miércoles, 2 de mayo de 2012

Había una vez un chico y una chica que se conocieron casi por casualidad. No sabemos si fue cosa del destino o no...pero si así lo fuera, se portó bastante bien. Lo sé porque se dieron cuenta al poco tiempo de conocerse de que no podían vivir el uno sin el otro...Nadie suele creer en las casualidades, pero esta fue muy, muy real...y muy acertada. Acertada porque todo lo bueno que te pasa en la vida lo es, y casualidad porque en realidad no lo buscaban. Pero pasó, pasó que cada momento que vivían juntos era más especial que el otro, cada beso que se daban llevaba a otro, y cada abrazo era como nacer de nuevo en el universo que ellos mismos habían construido y sólo para ellos. Cada vez que estaban juntos era como elevarse un nivel más hacia el cielo, y cada palabra era una caricia.
Un día quedaron en encontrarse en la ciudad de las nubes, calle de la ilusión...mismo sitio, misma hora y mismas ganas de verse. Ls rayos del sol iluminaban las montañas. Un cielo azul se extendía hasta donde la vista alcanzaba. Ni una sola nube en el cielo. Un día perfecto, sin duda...Pero más lo fue cuando sus miradas se encontraron.
Hablando, el chico dijo:

- ¿Alguna vez has sentido estar cerca del cielo? ¿Como para llegar a tocarlo con las manos?
La chica le contestó:
-Sí, cuando estoy contigo.
-Pues yo sé otra manera de que lo estés de verdad, y ver la ciudad entera desde allí, recordar cada momento que hemos pasado juntos desde lo más alto...Es como un álbum de fotos pero en tiempo real.
-(Risas...) Sorpréndeme, me dejo en tus manos...
Aquella tarde de marzo el sol cegaba los ojos. Lejos, en aquellas montañas, atravesando la ciudad de norte a sur, subiendo el valle, había un castillo.
Cuando llegaron arriba, la chica flipó con las vistas...
-Dios...se ve todo Jaén ¿eh? Jajaja.
-Sí...mira, ese es el parque donde estuvimos la primera vez. Y eso de allí es la estación, eso otro el bulevar...
-¿Y dónde está tu casa?
-Mi casa no se ve, está más a la derecha...
-Ah...

Silencio. Se levantó una ola de viento. Se acercó a ella y le dijo:

-Se te ha caído una pestaña...Pide un deseo.
-... Ya.
-¿Qué has pedido?
-Dicen que si lo confiesas no se cumple...
-¿Y tú te crees eso?
-Pues sí...¿acaso tú te crees que pidiéndolo se va a cumplir? Eso son tonterías...
-Entonces directamente no lo pidas, dímelo a mí, haría lo que fuera por cumplirlo...
-Pues he pedido muchos días como hoy, y si no son como hoy, por lo menos que sean contigo
-Entonces lo tienes cumplido desde ya...qué fácil me lo has puesto...
-¿Te das cuenta de que cuando subamos aquí otra vez, aunque sea dentro de mucho tiempo, subamos solos o acompañados, nos acordaremos de este día y de este momento? Y de que no podemos vivir el uno sin el otro...
-Sí, es verdad...Será otro de tantos recuerdos buenos que tengo de ti, y cuando estemos abajo miraremos arriba y nos veremos aquí abrazados, mirando la ciudad desde lo alto.
-Quiero que la gente sepa que hemos estado aquí, y que no puedo vivir sin ti.
-Entonces sólo queda una cosa por hacer...
Se acercó a una de las piedras y sacó un rotulador del bolso. Escribió la fecha, sus nombres y un te quiero. Y el resto de la historia sólo la saben ellos...

1 comentario:

Nancy dijo...

Es hermoso cielo, de verdad te lo juro.
Me encanta como escribes y la manera fue tan...sin palabras.
Espero algún día escribir algo asi.
La agregaré a mis textos favoritos, con el enlace a tu blog un abrazo!