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Un día, dos, tres, cuatro. Dos semanas. Y tragar y tragar...y tragar paredes. Y odiarte en silencio. Gritos de guerra, manchas en la retina, recuerdos no tan borrosos. No me hago a la idea.
Silencios amargos, noches oscuras sin un amanecer. Gotas de desesperación surcan mi frente en un intento de evadirme pero no, no es suficiente. Esto no se acaba.
Las palabras se perdieron en el aire pero no en mi mente. Y si hubiera dicho...Pero no...no lo dije. Me toca joderme. Sí, otra vez. Otra puta vez te quedas tú encima y yo debajo.
El recuerdo amargo de la impotencia de querer y no poder sepulta mis días. Intentos de gloria sumidos en fracaso puro y duro, debilidad aparente.
Dame una bala por cada palabra de odio que no te solté. Esta es la mía.